domingo, 13 de septiembre de 2009

SOLDADITO MARINERO

DE CIVIL A SOLDADO.

Mi primero destino a sido Ferrol, cuartel de los Dolores de la infantería de marina, el primero día de mi llegada al cuartel, me cortaron el pelo casi al cero, ellos decían al uno, me entregaron la ropa cinco números más grande que me pertenecía, al pantalón le di tres o cuatro vueltas, y a la guerrera en las mancas también otras cuantas, al segundo día de estar en el cuartel ya comencé con la instrucción militar. La primera carta de Julita aumento mi deseo de estar junto a ella, donde tenía que esperar la jura de la bandera que sería a los dos meses de estar en el cuartel, dos meses, que serían dos siglos.
Mi primer permiso lo pasé junto a ella donde la ausencia de estos setenta o ochenta días, habían aumentado nuestro cariño y deseo de estar más juntos.
Después de pasar unos días en Ribeira, otra vez para Ferrol. Mi segundo destino sería San Fernando Cádiz, fui embarcado en el Hernán Cortés, una vieja fragata a vapor, en la escolta del yate Azor.
El puesto sería en la maquina de proa, remplazando a las veces en la caldera de proa cuando alguno estaba enfermo o en otro destino.
Mi jefe de maquinas un sargento, se llamaba D. Fernando, este sería el jefe más próximo después había otros grados más pequeños, coma cabos. Me acuerdo de un día cuando estábamos en el puerto, el barco comenzó a echar humo por todas partes y mas salía de la caldera de popa, las sirenas se pusieron todas a tocar, y nosotros todos cada uno en su sitio de zafarrancho y emergencias, mi puesto era en la maquina de proa de telefonista, desde el jefe de menos grado al de más todos en sus puestos, y todos contra el incendio de la caldera, donde venía de debajo de esta, el fuego estaba en la sentina del barco, todos con miedo a que todo saltase por los aires, ya que a los lados estaban los depósitos del fuel, todo estaba lleno de humo y muchos de los marineros tuvieron que pasar por la enfermería del barco, mismo el capitán de maquinas a sido sacado sin conocimiento de la caldera por la toxicad del humo, a las dos horas estaba todo apagado, solo algunos desperfectos en material eléctrico. A los dos meses de estar en mi destino fui ascendido a marinero de oficio de maquinas donde me daba derecho a ser aspirante a cabo de segunda de maquinas. El trabajo era pesado motivado a que todo era muy viejo, y las maquinas estaban siempre averiadas más de las veces, cuado salíamos del trabajo nuestras caras y ropa estaban tan negra que parecíamos unos limpia humos. Al año de estar en el servicio militar, tuve mi primer mes de vacaciones que también sería el último.
Cuando llegue a casa, ya tenía la contestación de la carta de Julita. Al próximo día, cogía el autobús de Corme-Santiago-Santa Eugenia de Ribeira, cuando llegue serían las 11 de la mañana, y Julita aun estaba trabajando, pasé el día con los amigos, asta que salió del trabajo junto a sus compañeras las trabajadoras de la fabrica del bacalao, nuestro encuentro a sido como si hubiéramos estado siglos sin vernos.
Pasé unas semanas en Ribeira, a la mañana a la playa, y a la tarde al cine con mi novia, solo los Domingos solíamos ir al baile. Los días pasaban tan deprisa que mismo uno no se enteraba de mirar el reloj, para que no pasara tan deprisa, traté de buscar trabajo para un mes, el dinero escaseaba, pero no encontré nada de mi gusto.
El mes de permiso, se estaba terminando, y yo pensaba que hasta terminar el servicio militar no tendría más permisos a mi tierra. El día llego, a la mañana siguiente cogí el tren vía de Cádiz.
A los tres o cuatro días de estar en el barco, el sargento don Fernando vino junto a mi a la maquina, donde estaba de guardia, y me dio la orden de que a las seis de la tarde, me presentara al capitán de maquinas en su despacho, yo cumplí la orden. El capitán me ordeno que mañana miércoles tenía que hacer de cabo para las guardias y relevos ya que los cabos especialistas estaban más de ellos de permiso. Mi nuevo destino solo temporal no marchaba bastante bien, culpables mis mismo compañeros que boicoteaban mis mandatos y yo no tenía la mala de ponerlos en el cuadro de arrestos, ya que las novatadas todos las teníamos que padecer, y mas una persona que no pasara por la academia para cabo.
A los pocos días de estar pasando por estos temporalmente trabajos, me destinaron a la escuela de maquinas de la Carraca, donde a los dos meses entre la escuela y el Hernán Cortes salí con los galones de cabo segunda, o sea cabo verde.
Un día estábamos montando una bomba de achique, yo y unos marineros, y teníamos que limpiar la cala y made aun marinero a limpiarla y me contesto que la limpiara yo, no puse atención a estas palabras sabia que tendríamos que hacerlo antes de subir para la cubierta, ya que tenia la orden de mi jefe el sargento que tenia que quedar limpia, tanto yo como los marineros que me estaban ayudando, ya teníamos nuestro trabajo hecho y solo faltaba una media hora para terminar la jornada de trabajo y marcharnos francos para tierra unos de paseo otros para su casa. Uno de los marineros que me estaban ayudando a limpiar la cala vino junto a mi y me contó que el Manuel no quería ayudarle a subir un bidón de aceite y agua de la sentina al sollado, yo con buenas palabras le dije que por favor le ayudase a José por que estaba llegando la hora de marcharnos y volvió a decirme que lo hiciera yo, ya me estaba molestando un poco, cogí y fui ayudar a este marinero. A la vuelta, estaba terminando de limpiar, ya los marineros estaban para salir a lavarse yo continuaba limpiando para terminar también cuando sentí un golpe en la cabeza que casi me deja sin sentido toda la maquina se puso a dar vueltas y de la cabeza salía bastante sangre, me sacaron los compañeros para el sollado sin dar parte a nadie, tenia un corte sobre el ojo izquierdo.
Ser bueno muchas de las veces, es malo, este golpe si yo fuera malo el amigo Andaluz tenía de tres a cuatro semanas de arresto o calabozo.
A las pocas horas de pasar esto del golpe, el teniente de maquinas fue a visitarme a la enfermería del barco, yo tenia cuatro puntos en la herida, después de saludarme, me pregunto como había hecho para tener aquello en la frente, yo le conteste que resbalara en la escalera y fuera abajo a la maquina, el no dijo nada, solo se quedo mirándome y dando a la cabeza.
Al día siguiente salí de la enfermería, serian las 10 y media de la mañana, ya desconfiado pase por el cuadro de anuncios, y mi nombre y el del marinero estaban escritos en el tablero, yo por mentir a un superior y no mandar avisar a mis superiores al momento de la agresión, y el marinero por pegarme y no hacer lo que yo le decía ya que en aquellos momentos tenía la responsabilidad en el trabajo. El andaluz, un mes de arresto sin salir a tierra, y yo una semana por mentir. El arresto del marinero se puso rematado a los dieciocho días, comenzábamos la escolta de Franco por mar acompañando al yate Azor en sus travesías en la pesca de la ballena y otros, y todos años cuando comenzábamos la escolta, los arresto menores eran sacados a los marineros. A la altura de Finisterra el yate azor a avistado un ballenote pequeño, lanzaron el arpón, y el animal a conseguido escaparse del afilado hierro. Después de esta aventura pesquera atracábamos en La Coruña en el muelle náutico. Decoraciones, ascensos, arrestos graves venían puestos por el jefe del estado Español F. Franco Bahamonde. De la Coruña a Sada, de Sada pusimos proa al país Vasco, San Sebastián sería el primero puerto del norte en el cantábrico que visitaríamos. Después pasaríamos por otros más pequeños. Durante la escolta los permisos a casa eran estrictos solo salíamos a tierra una hora o dos al terminar el recorrido de la escolta, teníamos una semana de permiso que seria para los del sur de España, nosotros los del norte, teníamos lejos nuestro hogar y teníamos que esperar unos meses más. Faltaba poco tiempo ya para los licenciamientos, y en un descuido cogí una moña que hasta lloré la marcha de un compañero, cabo segundo especialista de maquinas, después de cuatro años de servicio dejo la armada Española y no quiso continuar para cabo primera.
A los veinte días que faltaban para los licenciamientos del tercero de 1.968, tuvimos que poner proa a las islas Chafarinas, se decía que submarinos Rusos estaban bajo aguas junto las islas. Todo a sido una falsa alarma, ya que nosotros no hemos visto submarino ninguno, donde si estaban barcos de la armada de EE.UU. de América que los teníamos hasta en la sopa, solo sería para que nosotros los que teníamos que cumplir, echáramos mas tiempo de mili. Cuando llegamos a Cádiz nuestro reemplazo ya estaba en la Carraca, sería el día de mas felicidad de mi vida, aunque la mili la cogí con cariño, y el oficio de mecánico me gustaba. Ya pensaba que todo estaba arreglado. Fuimos a tierra a Cádiz y entre los compañeros que vivían cerca pues hicimos una fiesta de despedida aquella noche. Serian las dos de la mañana cuando llegamos a la Carraca, ya pensando en el malo, pero tuvimos suerte que no paso nada.
A la mañana siguiente, cogimos el petate con nuestros enseres y pusimos camino a nuestra tierra unos en tren y otros en autocar. Yo vine en tren, cuando llegue a Coruña no sé lo que hice por el camino que cuando llegue a la estación no tenía mas que lo puesto y aun faltaban piezas como el lepanto y peto de gala, como tenía que presentarme yo en la comandancia de Corme, bueno todo se arreglo entre alguno de mis compañeros solo me faltaba el lepanto, en Corme pedí prestado uno y no paso nada. Después de estos pequeños traumas, mi cartilla Naval esta limpia.

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