domingo, 6 de mayo de 2012

MI VIDA EN SUIZA 15 de octubre Desde el día de nuestra disputa, no he vuelto a hablar con Diego. Nuestra actitud, más bien basada en una cazurrería que en sensata razón, se ha prolongado, sin que ninguno hallamos querido ser el primero en dar el brazo a torcer. Diego ha venido esta mañana con una hora de retraso. Ha explicado a Victorio, mirándome al mismo tiempo por encima del hombro, que había tenido una larga entrevista con el rector de la Universidad, con objeto de su matriculación en la Facultad de Ciencias Políticas o en la Escuela de Altos Estudios Comerciales. El señor rector le ha dicho: Pase, señor Gutiérrez; por favor, siéntese. Si tiene usted mucha prisa por empezar sus estudios, no se preocupe lo más mínimo. Estoy dispuesto a inaugurar un curso especial para usted. ¡Ay, como sueña mi Diego! 3 de Noviembre. Como los crudos días del invierno se avecinan, muchos emigrantes que trabajan en la construcción y en los hoteles abandonan el país. Casi todos prometen regresar en primavera, pero muchos, como las golondrinas de Bécquer, ya no volverán. Ciertos días amanece con una tiniebla cárdena estacionada en los tejados, mientras el quedo mormullo del viento juega con los primeros copos de la nieve. Son pelusillas que preludian los rigores invernales. En el quiosco de la estación compro el diario de la mañana, La Gaceta, para burgueses estereotipados: Llegada de emigrantes españoles a la estación de Cornavin. Debajo, una fotografía. Se trata de un grupo de españoles pobremente vestidos repitiendo la misma aventura. La lectura del pie me causa indignación: He aquí una tribu afanosa de ganar su trozo de pan, cual pizarros pretensiosos de colonizar las Américas a estas alturas del siglo XX. Además de colonos, se nos dedican otros adjetivos, como nómadas, aventureros, expatriados, desracinados y temporeros. Considero justa mi indignación. Regreso a la habitación, con el propósito de escribir una carta pública que rebata estas ofensas, de modo que sirva de lección al periodista que las escribió. Luego desisto ; no seré yo quien corrija la necesidad de los hombres; para todos los mortales sale el sol. Libre mi ánimo de rencores, paseo tranquilamente, fijando mi atención en todo. Algunos transeúntes, viendo mi aspecto, me miran sorprendidos, pero sin exteriorizar desprecio; su instinto no suele llevarles más lejos de la curiosidad. Visten bien, son muy educados: ¡Ah, la politesse! Dos señoras se hablan cuando paso: juntan sus sombreros en ángulo agudo, asomando entrambas los dos pares de ojos. (Perdón. Considerando planos las alas los sombreros, debo decir diedro en lugar de ángulo. Ha sido un error de geometría.) ¿Como les parezco? ¿Correspondo a su tipo de hace treinta años? Mis respetos por esos perros tan monos; soy amante de los animales y de las plantas, lo que se dice un hombre de sentimientos. ¡Ah la politesse! Lausana 1970, Corme 2012-05-06. Luis Suarez

MI VIDA EN SUIZA

MI VIDA EN SUIZA 15 de octubre Desde el día de nuestra disputa, no he vuelto a hablar con Diego. Nuestra actitud, más bien basada en una cazurrería que en sensata razón, se ha prolongado, sin que ninguno hallamos querido ser el primero en dar el brazo a torcer. Diego ha venido esta mañana con una hora de retraso. Ha explicado a Victorio, mirándome al mismo tiempo por encima del hombro, que había tenido una larga entrevista con el rector de la Universidad, con objeto de su matriculación en la Facultad de Ciencias Políticas o en la Escuela de Altos Estudios Comerciales. El señor rector le ha dicho: Pase, señor Gutiérrez; por favor, siéntese. Si tiene usted mucha prisa por empezar sus estudios, no se preocupe lo más mínimo. Estoy dispuesto a inaugurar un curso especial para usted. ¡Ay, como sueña mi Diego! 3 de Noviembre. Como los crudos días del invierno se avecinan, muchos emigrantes que trabajan en la construcción y en los hoteles abandonan el país. Casi todos prometen regresar en primavera, pero muchos, como las golondrinas de Bécquer, ya no volverán. Ciertos días amanece con una tiniebla cárdena estacionada en los tejados, mientras el quedo mormullo del viento juega con los primeros copos de la nieve. Son pelusillas que preludian los rigores invernales. En el quiosco de la estación compro el diario de la mañana, La Gaceta, para burgueses estereotipados: Llegada de emigrantes españoles a la estación de Cornavin. Debajo, una fotografía. Se trata de un grupo de españoles pobremente vestidos repitiendo la misma aventura. La lectura del pie me causa indignación: He aquí una tribu afanosa de ganar su trozo de pan, cual pizarros pretensiosos de colonizar las Américas a estas alturas del siglo XX. Además de colonos, se nos dedican otros adjetivos, como nómadas, aventureros, expatriados, desracinados y temporeros. Considero justa mi indignación. Regreso a la habitación, con el propósito de escribir una carta pública que rebata estas ofensas, de modo que sirva de lección al periodista que las escribió. Luego desisto ; no seré yo quien corrija la necesidad de los hombres; para todos los mortales sale el sol. Libre mi ánimo de rencores, paseo tranquilamente, fijando mi atención en todo. Algunos transeúntes, viendo mi aspecto, me miran sorprendidos, pero sin exteriorizar desprecio; su instinto no suele llevarles más lejos de la curiosidad. Visten bien, son muy educados: ¡Ah, la politesse! Dos señoras se hablan cuando paso: juntan sus sombreros en ángulo agudo, asomando entrambas los dos pares de ojos. (Perdón. Considerando planos las alas los sombreros, debo decir diedro en lugar de ángulo. Ha sido un error de geometría.) ¿Como les parezco? ¿Correspondo a su tipo de hace treinta años? Mis respetos por esos perros tan monos; soy amante de los animales y de las plantas, lo que se dice un hombre de sentimientos. ¡Ah la politesse! Lausana 1970, Corme 2012-05-06. Luis Suarez

sábado, 7 de enero de 2012

MIS MEMORIAS 5


DOLORES, Y MAS DOLORES

Después de comer los dos juntos, ella se pone a limpiar los cacharros y siempre echándome la bronca, por no decirle nada de lo que me estaba pasando, se quería ir para junto de ella mientras estaba así, yo le digo que no, que sea ella la que venga para junto de mi, ella dice que no, de momento no puede, yo le pregunto porque, aunque ya me parece por lo que es, le veo la barriga un poco abultada pero poco, yo como si no lo notara no le digo nada, pero para mi estaba encinta de pocos meses, o eso parecía. Al terminar de limpiar, me dice si quiero que me haga algo mas, y cuando nos podremos ver yo le digo cuando ella quiera, ya sabes donde estoy, y ella también me dice lo mismo, pero un poco mosqueada, yo no digo nada, solo le digo que el Sábado si estoy mejor pasare por su casa, por decir algo, por que no estaba el horno para bollos y además en la forma que la veía.

Pasaron unos días, y entre las refriegas de Marija y las de Tere, la espalda se puso un poco mejor, pero tenia que continuar con el tratamiento, pase por la casa de Tere y no estaba en casa estaría trabajando.

Este Lunes próximo tengo que ir al médico para ver si continuo con la baja o tengo que ir a un especialista al hospital y pasar por el túnel que todo lo ve, y sabe si tu estas mal o haces la maula.
El doctor del personal, me manda hacer la resonancia para mirar lo que tengo, en mi espalda llevo ya desde algún año un par de discos de la columna desviados pero no se puede hacer nada, una operación sería peligrosa, mejor es dejarla así, si no va a mas. El doctor me mando a un fisioterapeuta para llevar corrientes y masajes a Renens.

Hace un año ya, la revolución de los claveles en Portugal, España sigue reprimiendo a todo aquel que diga no al terror de la política del dictador, ya en sus días finales, de su dictadura salvaje, ya su cuerpo no responde lo que el quisiera, para mover los brazos, parece que se los están llevando como si de una marioneta se tratase, pero aun coge la pluma para firmar sentencias de muerte con tinta de sangre de la clase obrera, la maquina del garrote ni para un museo, destruirlo en pedazos, los fusiles y criminales hacerlos callar, por una política en una sociedad democrática y libre, de que cada uno se pueda manifestar usando la palabra, por una sociedad mas justa para los que menos pueden, que todos partidos y sindicatos de clase sean legalizados, que los asesinos del régimen sean juzgados por sus crímenes contra el pueblo indefenso, que no sea delito pedir libertad y democracia, que no sea delito decir yo soy Republicano, que las huelgas en las fabricas sean resueltas con palabras y negociaciones entre la patronal y trabajadores,
que la paz del trabajo sea escuchada sin fusiles a las puertas del trabajo.

ELECCIONES

Abril de 1975, los frutales ya empiezan a florecer, las nieves ya empiezan a desaparecer en las montañas Helvéticas. Los partidos políticos de izquierdas se preparan para dar los últimos azotes a la dictadura franquista, junto a partidos del centro y nacionalistas, Catalanes, Vascos, Gallegos y Andaluces, solo se distancian los partidos de la izquierda Marxista donde non están por colaborar con los tiranos y reformistas de la clase burguesa, y después de cuarenta años de la salvaje dictadura del generalito franco apoyada por muchos que ahora dicen ser demócratas aunque también perseguidos por la dictadura solo por el decir demócrata. Una pequeña parte burguesa, ya no se encuentra cómoda, la banca está estancada, junto a un régimen ya agonizante, los empresarios no encuentran la salida en las fronteras apoyos de los países fronterizos, Europa y el mundo entero esta en pie, en contra de la represión que existe en España.

Al comenzar el mes de de Mayo, ya comienza la vida primaveral junto al lago Lemán, en el puerto de Ouchy comienzan las travesías, los vapores de los grandes navíos ponen los aires contaminados para estas flores que quieren salir tanto de los jardines como de los huertos de frutales, así es la vida, pero no la naturaleza.
Domingo, estoy invitado a ir a comer a Ginebra, o sea pasado mañana, donde tengo pensado visitar algunos sitios de añoranza de mi pasado por esta maravillosa ciudad, aun me recuerdo de mis juegos a las cartas en el bar Montbrignan, que estaba en la calle del mismo nombre, junto a la estación de ferrocarril de Ginebra, este bar ya no existe. También me recuerdo de aquel día que fuimos de pesca a la desembocadura del lago, junto al último puente, la pesca fue poca, solo por poco, el compañero David deja la vida en ese río. Estabamos pescando cuando David resbaló y cayó al agua, gracias que sabía nadar un poco, yo ya no las tenía todas, la corriente del agua podía mas que el, se fue acercando a la orilla, mas entre aguas que sobre ella, por veces no le veía, y alguna de ellas pensaba de no volver a verlo, pero a tenido suerte y salió salvo y sano, solo unos pequeños arañazos.